No es lo
mismo que menores hasta los nueve años vean un vídeo de 'Peppa Pig' a
que jueguen a matar monstruos o interactúen con desconocidos en las
redes.
Mario Fernández
in "El Pais"

¿Es bueno que los niños jueguen a videojuegos? ¿afecta a su
desarrollo? ¿cómo impacta en su cerebro estar horas delante de una
pantalla matando monstruos o jugando al Candy Crush? ¿es perjudicial que
un niño se duerma viendo dibujos animados en una tableta?
En un blog de Peter Gray del Boston College autor de Freedom to Learn podemos leer:
Conozco niños que permanecen ingentes
cantidades de tiempo leyendo-- simplemente sentados y leyendo---, sin
moverse durante 8 horas al día. Siempre ha habido chicos así, también
cuando yo era pequeño. Nunca entendí porque se sentaban y leían cuando
podían venir a pescar conmigo. ¡Qué pérdida de tiempo! Curiosamente,
nunca he conocido a un padre que limite el tiempo de lectura de un niño.
¿por qué es mejor limitar el tiempo de TV o el jugar al ordenador o
consolas que limitar el tiempo de lectura? ¿Por qué nos preocupamos por
los niños que están 4 horas delante de un ordenador haciendo lo que les
gusta y no nos preocupamos porque el mismo niño este 6 o 7 horas sentado
en un pupitre, más dos horas de deberes haciendo lo que otros les
obligan? Sugiero reconsiderar si el niño aprende conocimientos más
valiosos, o potencia habilidades cognitivas en el ordenador que en la
escuela, particularmente porque el ordenador es elegido y el colegio es
obligado.
MÁS INFORMACIÓN
Los niños vienen de serie adaptados para el cambio, su cerebro es más
plástico precisamente para aprender. No les importan cambiar; al
contrario, les estimula. A los adultos nos gusta menos el cambio porque
no es agradable modificar nuestra forma de pensar cuando llevamos 40
años haciéndolo de una forma. Cuando aparecieron la poesía y el teatro,
Platón la criticó en La República, se criticó la aparición de libros en
la Edad Media, porque corrompía las mentes. Más tarde, que la televisión
“atonta” el cerebro y ahora, más de los mismo, con los ordenadores, las
tablet, smartphones y videoconsolas.
Primero debemos considerar la edad del niño asociada a su capacidad
de elección y responsabilidad y después valorar el tipo de actividad que
realizan con el dispositivo. No es lo mismo ver un vídeo de Peppa Pig que jugar a matar monstruos o que interactuar en redes sociales con desconocidos.
Hasta los tres años
A partir del segundo año de vida, los niños pueden interactuar algo con dispositivos en juegos básicos tipo ¿Cuál es el león?
Son, esencialmente espectadores pasivos que no interactúan con el
dispositivo. En juegos simples no duran más de cinco minutos porque
requieren atención sostenida y proactividad que no pueden mantener mucho
tiempo. Se aburren al no ser plenamente conscientes de las metas,
logros, niveles y recompensas del juego, que sí motivan a edades
mayores, su interés no pasa de los colores y muñequitos moviéndose.
Su relación con los dispositivos electrónicos se centra en ver
dibujos animados, cantajuegos o algunos vídeos absurdos, como una niña
que abre 50 huevos sorpresa. Desde el punto de vista psicológico, no hay
ninguna diferencia con ver televisión y la proximidad no daña sus ojos
porque si les molesta, se cansa la vista o secan los ojos, simplemente
dejan de mirar, cosa que no hacen los niños mayores cuando juegan
activamente.
El componente homeostático del sueño
(el tiempo que lleva despierto)
es
demasiado fuerte a esta edad
como para que un dispositivo electrónico
pueda restarle horas del sueño
A este respecto, algunas investigaciones indican que enfocar
constantemente en rangos visuales cercanos, puede hacer estresar y
cansar el ojo y eventualmente conducir a la miopía. Sin embargo, las
investigaciones, no encuentran correlación entre el uso de estos
dispositivos y la miopía. La causa más importante de la miopía en niños es simplemente la herencia. Los niños con padres miopes tienen más probabilidades de desarrollar miopía.
La única precaución, que hay que tomar, aparte del volumen, es el
brillo y tipo de luz que emite la pantalla, es decir, si los ven por la
tarde noche debemos controlar el brillo ya que un brillo elevado y hacia
tonos azules podría retrasar su DLMO (dim light melatonin onset), la
hora de segregación biológica de la melatonina cuando el cerebro detecta
que no hay luz y ordena a la glándula pineal la segregación de esta
hormona que induce los cambios neurofisiológicos para el inicio del
sueño. Lo mejor es activar la opción blue shade que bloquea la luz azul o utilizar alguna aplicación similar o poner un filtro de luz azul.
Este consejo es válido para todas las edades. Como norma general, la
exposición a la luz brillante por la mañana adelanta la hora del sueño
de la noche, y por la tarde, lo retrasa.
Por último, el componente homeostático del sueño (el tiempo que lleva
despierto) es demasiado fuerte a esta edad como para que un dispositivo
electrónico pueda restarle horas del sueño; se dormirá por muy
interesante sea lo que vea. Al contrario, un tablet con el brillo y
sonido muy atenuado puede ayudarle a conciliar el sueño en días
difíciles.
Entre los tres y los seis años
A esta edad siguen viendo contenidos musicales, dibujos animados y
películas. Los ven una y otra vez y no siguen el hilo argumental aunque
pueden repetir los diálogos de memoria.
En juegos sencillos, tipo Candy Crush,
si pueden estar más
tiempo pero se terminan cansando,
sobre todo si hay otras alternativas
de juego,
en el exterior o con hermanos o amigos
Por otro lado, empiezan a jugar a juegos sencillos ya que no tienen
habilidades cognitivas plenamente desarrolladas para juegos avanzados.
Algunas facultades cognitivas necesarias de análisis, planificación y
ejecución no están maduras en su cerebro. Aparte de que se está
consolidando la lectoescritura necesaria para muchos juegos. Pueden
intentarlo, pero su atención no pasa de unos minutos. En juegos
sencillos, tipo Candy Crush, si pueden estar más tiempo pero se
terminan cansando, sobre todo si hay otras alternativas de juego, en el
exterior o con hermanos o amigos.
Las precauciones que debemos tomar son las mismas que para los
menores de tres años en cuanto a hora, luminosidad y volumen y una
precaución adicional. No se pueden ir a dormir jugando porque el juego
requiere proactividad y estimulación e iríamos en contra del vector del
sueño que requiere lo contrario.
Entre los seis y nueve años
Podemos tomar las valoraciones del apartado de entre tres y seis
años, pero aumentando la tendencia al videojuego, sobre todo por parte
de niños con los juegos deportivos y, lo más importante, el inicio del
uso del ordenador.
A esta edad se ha producido la consolidación de la lectoescritura y,
por tanto, el ordenador y el smartphone abre un mundo de posibilidades
que hay que vigilar porque acceder a contenidos no aptos o inadecuados
es fácil. A estas edades, el niño debe ver como normal que interactuemos
junto a ellos y por supuesto la posibilidad de acceder al historial de
uso para detectar acceso a contenidos no adecuados.
Por otro lado, es obvio que el ordenador es la mayor herramienta de
información hoy en día y lo será en el futuro. Por tanto, el aprendizaje
e interacción no debe limitarse si se hace de manera adecuada. Si un
niño de siete años oye la palabra brontosaurio y se va a su dispositivo
electrónico a buscar en Google su significado es algo bastante positivo,
lo mismo que lo fue en nuestra época cuando consultábamos la
enciclopedia.
Si un niño de siete años oye la palabra brontosaurio
y se va a su
dispositivo electrónico a buscar en Google
su significado es algo
bastante positivo
Respecto al uso de videojuegos, ahora pueden estar más tiempo atentos
ya que ahora si aprenden estrategias y sus habilidades cognitivas les
permiten interacciones más complejas de planificación y ejecución.
Podemos dar unas recomendaciones sobre el cansancio y sequedad ocular. Usar la regla de 20-20-20, cada veinte minutos, mirar durante 20 segundos a un objeto situado a 20 pies (6 metros).
A partir de los 9 años
Entramos en la edad dorada de los videojuegos, como bien explica
Barbara Chamberlin, directora de la Universidad Estatal de Nuevo México:
“Los juegos ofrecen una retroalimentación
inmediata, puedes ver tu progreso, puedes intentar algo y frustrarte por
un momento pero, cuando lo superas, más adelante aprendes más y más y
retroalimenta tu centro de recompensa... Es por eso por lo que el juego
es tan atractivo para nosotros".
El videojuego ha llegado para quedarse. Cada vez hay más y más que
son muy entretenidos, conectando con un mayor número de gente. El 65% de
los hogares tienen uno o más dispositivos para jugar, sin contar los
smartphone que hoy día son tan potentes como los ordenadores.
A partir de esta edad, podemos tomar los consejos anteriores sobre la
luz, el volumen y sobre todo tener en cuenta estos aspectos:
● El mejor juego para el desarrollo temprano del cerebro es el que se
produce en el exterior, con otros niños y con componente físico.
Siempre que exista esa opción debemos promoverla en el niño. Si no es
posible, el videojuego o uso del ordenador no es perjudicial, es una
alternativa más.
● Jugar mejor con amigos o familiares tanto presencialmente como online.
● No jugar antes de dormir porque estimula y va en contra del vector del sueño.
● El juego nunca debe reducir horas de sueño. Hasta los 12 años no es
recomendable usar videojuegos después de las siete u ocho de la tarde.
Conclusiones del uso de videojuegos por edades
Desde el punto de vista del entorno donde hemos evolucionado como
especie, el mejor juego es el que se produce en el exterior, moviéndose y
en grupos de niños de diferentes edades. El juego es el mejor medio
para aprender destreza y habilidades cognitivas de todo tipo incluidas
las sociales. Los beneficios son inmensos, por ejemplo sobre la miopía.
El uso de dispositivos electrónicos para entretenimiento es una
alternativa más. Más que rechazar debemos integrar los dispositivos
electrónicos en la vida de nuestros hijos, aprovechando sus ventajas e
intentando evitar sus inconvenientes. Los videojuegos mejoran diferentes
capacidades cognitivas, hay varios estudios serios que lo corroboran
como optimizar la planificación, gestión de recursos y funciones
ejecutivas. Incluso varias multinacionales buscan sus líderes entre los
mejores jugadores de videojuegos.
A los niños les gusta sobre todo la libertad, autodirección y
competencia que encuentran en los videojuegos. Toman sus propias
decisiones y se esfuerzan por conseguir superar los retos que ellos
mismos han elegido pueden resolver problemas difíciles y exhibir
habilidades extraordinarias. En el juego, la edad no importa, pero la
habilidad sí. De esta manera, los videojuegos son una forma más de juego
verdadero.
Cuando son pequeños hay que controlar el tipo de luz, el brillo, el
volumen, que no reduzca horas de sueño y que no sea el único medio de
entretenimiento, los dispositivos electrónicos son solo uno más. Según
crecen debes supervisar el tipo de actividad y lo que es más importante
los contenidos a los que acceden, sobre todo en redes sociales.
Si un niño parece obsesionado con los videojuegos e infeliz cuando no
está jugando, no saques la conclusión de que los juegos son la causa de
la infelicidad. Porque no lo haríamos si leyera diez horas al día
echándole la culpa a los libros, y psicológicamente es la misma
obsesión. En su lugar, tenemos que averiguar que lo que puede estar
faltando o funcionando mal en otros aspectos de su vida y si puedes o no
ayudar a resolver ese problema. Muchos casos de obsesión por jugar en
mundos virtuales son porque el mundo real no produce la misma felicidad
en el niño y debemos averiguar por qué. Puede ser el colegio, los
padres, los amigos o simplemente una forma de evadirse de los problemas
cotidianos.
*Mario Fernández Sánchez es licenciado en
Antropología Cognitiva, Máster en Neurociencia por la Universidad
Autónoma de Madrid y Psicobiología Evolutiva y Neurociencia Cognitiva
por la Universidad Autónoma de Barcelona. Doctorando en Neurociencia por
la Universidad Autónoma de Madrid.
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