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por: Beatriz Portinari
Los pediatras alertan del abuso de antimicrobianos y la amenaza de las superbacterias resistentes a todo medicamento conocido

La escena se repite en las consultas de pediatría y
urgencias casi cada día: padres que acuden con sus hijos acatarrados y
enseguida piden antibióticos. La respuesta de los facultativos se repite
también: “Los catarros no se curan con antibióticos”. Da igual. Piden,
además, que se les suministre la receta concreta del antibiótico que
“cure” ese resfriado, sin darse cuenta de que la errónea sobremedicación
hará más vulnerables a los niños a medio y largo plazo.
En el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos,
que se celebra hoy, los médicos advierten que la lucha antimicrobiana
continúa y, de momento, vamos perdiendo la batalla. La comunidad
científica y las instituciones -a través del Plan Nacional Resistencia Antibióticos,
PRAN- ya no saben cómo explicar a las familias la diferencia entre
virus y bacterias. También hacen un esfuerzo para advertir sobre la
amenaza invisible de las próximas décadas: las superbacterias, resistentes a todo medicamento conocido.
“Por suerte, en la infancia podríamos decir sin miedo a
equivocarnos que el 90% de todas las infecciones son víricas, no
bacterianas. Por tanto, lo más probable cuando los niños tengan fiebre,
tos o congestión es que sea un virus. Los antibióticos no sirven para
que se curen antes, ni tampoco para prevenir una posible sobreinfección
bacteriana. En un catarro, solo recomendamos aliviar el malestar general
con un analgésico. Si un pediatra receta alegremente antibióticos “por
si acaso” debemos desconfiar”, explica Roi Piñeiro, miembro del Comité
de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y jefe asociado del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba.
“Normalmente, un catarro no se complica y en menos de una
semana se cura solo. Un caso distinto son los menores de tres meses con
fiebre, que deben ser revisados por un pediatra porque son más
vulnerables a las bacterias. Una infección de vías altas puede
complicarse posteriormente en una otitis o una neumonía: eso son
sobreinfecciones bacterianas. Y eso sí requiere antibiótico: hay que
administrarlo solo cuando aparece la bacteria. Porque habrá catarros que
deriven en neumonías y catarros que no. Todos queremos soluciones
rápidas y eso no es aplicable a la medicina”, reflexiona el doctor. “A
veces me llegan a consulta niños con un catarro de seis horas de
evolución… y cuando le veo ya tiene puesto por sus padres un antitusivo,
un mucolítico, un antitérmico y un antibiótico. Esto es bastante
absurdo. Por favor: cuando se acabe un antibiótico debemos deshacernos
del medicamento; no acumularlo en el botiquín de casa y echar mano
cuando nos parezca o recetárselo a un familiar porque nos vino bien en
su momento”.
Superbacterias resistentes a todo
(...)
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